Una historia que puede ser aplicada a cualquiera de los dos miembros de la pareja. Léela, es una bella enseñanza.
“Una mujer casada, fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposo, que pensaba separarse. El sabio la escuchó, la miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: ÁMELO, luego calló. Pero es que ya no siento nada por él replicó la mujer... ÁMELO, repuso el sabio ante el desconcierto la mujer. Después de un oportuno silencio, agregó lo siguiente: Amar es una decisión, no un sentimiento, amar es dedicación y entrega, amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería, arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso, abandone su jardín. Ame a su pareja, es decir, acéptelo, respételo, dele afecto y ternura, admírelo, compréndalo... Eso es todo... ÁMELO y verá cómo el AMOR nunca se fue, sólo se durmió en la cotidianidad...”
Posiblemente al leer esta historia, pensaste que estás o has estado en una situación similar. Cuántas veces te has sentido cansada, aburrida y hasta has puesto en duda si realmente estás enamorada. Cuidado, eso mismo le puede pasar a tu pareja. Recuerda que muchas veces la cotidianidad nos hace una mala jugada.
Entonces ámalo, cúidalo, respétalo, acéptalo, y te darás cuenta que el amor nunca se fue.
¡AMAR ES UNA DECISIÓN!
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