¿Sabías que una persona en promedio dice 3 mentiras cada 10 minutos? Blancas, negras, piadosas, coyunturales o cualquier otra categorización que se te ocurra. Mentira es mentira y una vez dicha no tiene marcha atrás. Pero existen mentiras que causan daños y desengaños ¿Cómo reconocer a un mentiroso? Identifícalo y no caigas en la trampa
Una mentira tiene el poder de una bola de nieve, no solo por su efecto creciente, sino por lo aplastante que puede ser. Hay mentiras comunes, diplomáticas o características de la cotidianidad, que realmente hacen parte de las relaciones laborales y cordiales. “¿Cómo estás?”, pregunta tu compañero de salón o de oficina. Por no alargar las cosas, cierras la conversación con un “Bien, gracias”. Seguramente no vas a relatarle todos tus problemas, alegría y sentimientos de ese preciso momento. Mientras tanto, otras mentiras son malintencionadas y nos convierten en víctimas.
Esa es la estrecha línea entre una mentira blanca y la gran mentira, como lo describe la escritora Rita Karanauskas, autora del libro Cazamentiras, un sencillo manual de técnicas básicas para aprender a descubrir lo que otros ocultan. Lee y aprende.
¿Qué es una mentira?
Karanauskas identifica la mentira como un intento de engaño en una situación determinada sin que exista un mutuo acuerdo previo. En la vida diaria, estamos acostumbrados a relacionar una mentira con un hecho palpable, pero en realidad también se puede mentir con respecto a emociones o sentimientos. Fingir una actitud, asentar con la cabeza, no poner la suficiente atención, tener pensamientos negativos y reflejar otra cosa por simple protocolo, son picardía o trampas que utilizamos como mecanismos de defensa para no tener que darle explicaciones a todo el mundo de nuestros sentimientos o emociones muy personales.
Tipos de mentiras
Cada una varía de manera sustancial, pero pueden estar presentes en diferentes espacios de nuestro diario vivir: el bus, una llamada de un compañero de estudios o de trabajo, en el supermercado, en un saludo, en una reunión laboral, en un mail al jefe o en una charla de amigos. No hay escapatoria a los mentirosos.
• Mentira piadosa o blanca: Es “bondadosa”. No se busca dañar a la persona sino “suavizar” el camino, evitar conflictos o malos entendidos. Evita crear en quien la recibe una sensación de inseguridad, baja autoestima y, posteriormente, afectar su relación contigo. Es lo que popularmente se conoce como “salirse de la tangente”.
• Mentira por omisión: La favorita de todos. Crea “tanta” culpa que al momento de ser detectada, la excusa que mejor puede aplicarse es “se me olvidó contarte”. La omisión puede convertirse en una mentira grave si hay un acuerdo previo a la situación, lo que no sería omitir algo sino hacerse el de la vista gorda.
• Mentira por falsificación total: El gran creador de historias. Su principal señuelo es crear un cuento tan creíble para él como para los otros, con el fin de que no le encuentren el quiebre. No solo basta con decir una mentira, sino que crea toda una narración y conexión de situaciones (que por supuesto también son mentira) para que la historia sea convincente y no quede ningún cabo suelto que lo haga caer. Esta clase de mentiroso fabrica una historia completa, se aprende los sucesos de principio a fin, pero si le pedimos que relate el cuento al revés, finalmente se le escapará algún detalle, se enredará y dará con una mentira más obvia para nosotras.
• Mentira por falsificación parcial: El mentiroso solamente cambia pequeños detalles, como hora, fecha, lugar, etc. No se preocupa por la exactitud, lo que también es otro punto débil a la hora de descubrir el fraude.
Ese mentiroso no es como los otros
Existen 3 casos principales de mentirosos. ¿Cuál es tu tipo?
1. Mentiroso ocasional: De vez en cuando sale con uno que otro embuste, pero lo hace por algo que llama necesidad o porque se encuentra en graves aprietos. No le gusta decir mentiras, y esto lo pone nervioso y lo desarma fácilmente. Puede ser delatado en la mentira si presenta risa temerosa, le da un arranque de mal genio o se descompone con facilidad. Se detectan por sus palabras enredadas y su lenguaje corporal.
2. Mentiroso natural: Miente por rutina, esto se ha convertido en una actividad propia de sus habilidades histriónicas, siente que tiene el don de mentir pero no lo hace para crear un daño específico. Con las mentiras, más que nada le gusta aparentar cosas, sacar o tener temas de conversación o producir algún tipo de asombro en los demás.
3. Mentiroso profesional: Al que hay que tenerle miedo si se trata de tu pareja sentimental, tu mejor amiga/go o tu jefe. Se siente y se cree el cuento de que es un gran actor y que mentir es un arte que él denomina para conseguir lo que quiere, a costa de lo que sea y de quién sea. Sus mentiras siempre lo harán quedar bien, de ahí a que sus historias sean una maraña de engaños y pistas invisibles de una gran trampa. Todo lo que lo rodea caza perfectamente: desde que se levanta hasta cada objeto o persona que lo rodea: amigos, compañeros, familia, casa, horarios de salida, lugares que visita, etc. Incluso puede llegar a desarrollar la “habilidad” de recordar y vivenciar sus experiencias, creyéndose él mismo el cuento de que así pasó.
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