Ya ves, siempre acabamos así
sólo haciéndonos sufrir
por no evitar discutir.
¿Por qué, ya no podemos hablar
sin una guerra empezar?
y la queremos ganar.
¿A dónde vamos a parar?
con esta hiriente y absurda actitud
démosle paso a la humildad,
y vamos a la intimidad,
de nuestras almas en total plenitud.
¿A dónde vamos a parar?
cayendo siempre en el mismo error,
dándole siempre más valor,
a todo, menos al amor,
que no nos deja separar.
Tal vez, por lo que fue nuestro ayer
nos cuesta tanto ceder
y eso nos duele aprender.
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